
En el episodio 78 de TDK 90s seguimos escuchando los discos editados en septiembre de 1991. Hoy con sobredosis de discos legendarios, el Nevermind de Nirvana, Blood Sugar Sex Magik de los Red Hot Chili Peppers, Screamadelica de Primal Scream. Basta, encima también los Pixies y Soundgarden y Maldita Vecindad.
Nirvana – Nevermind

24 de septiembre de 1991. Oficialmente terminan los 80s y empieza la década del 90, se produce el mayor quiebre en la historia del rock, se edita Nevermind de Nirvana. El disco es un poco el producto y un poco la reacción a lo que venía sucediendo en la industria musical americana de los últimos años. El heavy metal derivado en hair metal derivado en una parodia de sí mismo no daba para más y la última camada de la Generación X necesitaba un representante que los identifique y que odie todo lo mismo que ellos odiaban, lo mismo que nosotros odiábamos. Los viejos, los caretas, los impostores, los políticos, los machos alfa. Es imposible imaginar hoy el impacto que significó ser adolescente y ver en la tele a Nirvana en ese gimnasio de colegio abandonado cantando, o gritando Smells Like Teen Spirit. La canción se convirtió en nuestro himno, en nuestra biblia, en nuestro escudo protector contra el mundo. Y el disco, Nevermind, fue para muchísimos pibes de la época el primer disco que se compraron con su propia plata, todos lo teníamos, no tenerlo era no entender que todo había cambiado. El otro disco de ese año que todos teníamos había sido Joyride de Roxette, pero ese era el disco que se regalaba en cumpleaños o te compraban tus padres. Para entender el fenómeno hay que entender eso, toda una generación pasó en sólo 6 meses de escuchar a Roxette a escuchar a Nirvana.
Después de unos años se puso de moda renunciar a Nevermind entre algunos caretas que citaban a los Pixies y Mudhoney como los originales y a Nirvana como un simple derivado. Pero son esos mismos caretas que sólo conocieron a los Pixies y Mudhoney porque Kurt Cobain hablaba de ellos. Es que Nevermind fue la droga de entrada, de ahí en más se abrió la historia musical no sólo hacia adelante con todas las bandas que aparecieron de Seattle y la explosión del rock alternativo, sino también hacia atrás. De golpe bandas que jamás habíamos sentido nombrar y que incluso ya no existían se volvieron parte de nuestra dieta musical diaria.
Y mientras el mundo exterior se volvía cada vez más loco y más injusto y más cruel, y eso aún más potenciado en Argentina, Nirvana nos dio el soundtrack perfecto para la apatía, la resignación y el nihilismo. Quiza no sea lo que Kurt Cobain quiso expresar, pero esa línea en Smells Like Teen Spirit que dice “ohh well whatever never mind” nos definía, y creo que aún lo sigue haciendo. Bueh, lo que sea, ya fue.
Pixies – Trompe Le Monde

Trompe le Monde es el cuarto y último disco de los Pixies, antes de su retorno años después, claro. Para asombro del resto del grupo (un alivio, quizás, para la Kim), al poco tiempo del lanzamiento oficial del álbum, el 23 de septiembre de 1991, Francis les mandó un fax a sus compañeros para avisarles que la banda no seguía. Los de Boston publicaron este disco en 4AD retomando el abrasivo sonido de sus comienzos aunque, hay que decirlo, no resultó ser el disco más valorado de los Pixies.
Trompe Le Monde salió un día antes que el Nevermind de Nirvana y la consumación de la mítica banda liderada por Kurt Cobain que a muchos otros grupos, artistas, estilos y sellos les arruinó la temporada. Y un poco a los Pixies también porque por algo tampoco tuvo la repercusión que sí tuvieron sus totémicos discos anteriores. Aun así, trabajaron mucho en las canciones desde lo temático y desde lo estilístico también. Sobre el contenido, hay mucho del universo parisino y resonancias francesas (desde el título mismo que traducido es algo como “engañemos al mundo”) y también del campo semántico de la ufología y la ciencia ficción. En cuanto al sonido, suena más clásico, más hard rock y menos independiente o experimental. Kim no participó mucho de la composición de los temas que forman parte de este disco y sí tuvo mayor protagonismo Francis.
La última parte del disco puede parecer un tanto premonitoria, por las emociones que despierta. A pesar de la mala forma de terminar la carrera del grupo, fue un buen momento para hacerlo. Dejaron un legado de cuatro discos que marcaron la época dorada del indie rock.
Red Hot Chili Peppers – Blood Sugar Sex Magik

En una de las casualidades o alineaciones planetarias más importantes de la historia del universo, el mismo día que salió Nevermind de Nirvana, también se editó Blood Sugar Sex Magik, el disco del renacimiento de los Red Hot Chili Peppers. Imaginen el combo de Smells Like Teen Spirit seguido de Give It Away rotando a cada rato en MTV, te explotaba el cerebro. Pero los Chili Peppers tenían mucha más historia que Nirvana y muchos más discos, si al toque que tuvieron éxito con este disco su discográfica anterior salió corriendo a publicar un Greatest Hits con todas canciones de discos anteriores. Que previsiblemente fue un exitazo también.
A la hora de juntarse a grabar Blood Sugar Sex Magik, el grupo eligió con mucho cuidado a su productor. Venían de una experiencia bastante chota en su disco anterior y necesitaban alguien con un perfil más espiritual y humanista. Y quién mejor que el gurú de los gurúes, el mismísimo Rick Rubin, que en ese momento venía de haber grabado con los Beastie Boys, Run DMC, Public Enemy, Slayer y The Cult, un monstruo. Y Rubin tocó una fibra que liberó a toda la banda, pero especialmente a Anthony Kiedis, ayudándolo a animarse a mostrar su costado más sensible. De hecho la canción Under The Bridge nace de un poema que Kiedis tenía escrito por ahí y que cuando Rick Rubin lo ve y se entera de su historia, lo alienta a mostrárselo al resto de la banda y entre todos le armaron esa composición tan perfecta para hacerlo sentir seguro de poder expresarse. Y aún más especialmente Rubin desató por completo a John Frusciante, que venía siendo forzado a un estilo siempre rockero y de funk más extremo, y que acá se convierte con su guitarra en el corazón del disco. Un tipo con una sensibilidad tan grande que en medio de la gira posterior y en pleno pico de popularidad, renunció a la banda porque se sentía abrumado por tanta fama.
Blood Sugar Sex Magik es un disco de sangre, azucar y magia pero casi exclusivamente de sexo si sólo le prestamos atención a las letras y a los movimientos pélvicos y el torso en cuero permanente de Antony Kiedis. Pero en el fondo es un disco sobre la amistad, y sobre la amistad masculina en particular, algo que era una verdadera rareza en un ambiente musical tan cargado de testosterona competitiva.
Primal Scream – Screamadelica

Entre los discos que han sido considerados “de culto” por la prensa musical, está el Screamadelica de Primal Scream. Aunque ya habían editado antes, este tercero fue el que finalmente les resultó comercialmente y los hizo conocidos. Ganó un Mercury Prize por las 3 millones de copias que vendió así que imagínense.
La pegaron también porque giraron un poco el volante y cambiaron de dirección. Venían probando dentro de la escena indie y de repente se instalaron en la escena acid house y en la club culture. Sonaron en todas las fiestas droguetas habidas y por haber. De hecho, para la producción del Screamadelica contaron con el DJ house Andrew Weatherall, un antiguo albañil que trabajaba como dj y que había colaborado previamente en la remezcla de un tema de los Happy Mondays con Paul Oakenfold. Y trató de hacer lo mismo con el Loaded de los Primal Scream que fue un hitazo en las pistas de baile.
Durante el resto de 1990 y 1991, el grupo, junto con Andy Weatherall, vivió su momento álgido creativamente hablando, saliendo y tomando éxtasis casi todas las noches para luego, al día siguiente, crear y grabar canciones en el estudio.
Soundgarden – Badmotorfinger

“Cerebral y arty”, así es como el portal All Music clasifica al Badmotorfinger de Soundgarden, su tercer disco de estudio. Esos años fueron productivos para Chris Cornell que también compuso algunas cositas para su otro proyecto Temple of the dog. Ya habían publicado el Ultramega OK y Louder than Love que fue un poco el disco que los puso en el mapa y allanó el terreno para este tercer álbum. Dato particular es que en este disco entra el nuevo bajista Ben Sheperd, después de que Hiro Yamamoto dejara el grupo. Lo destacamos porque no solo es un músico excelente sino que también tuvo bastante importancia en la composición de los temas del disco más famoso de Soundgarden, el Superunknown.
En el Badmotorfinger se nota la influencia de Black Sabbath, en Rusty Cage, por ejemplo, tema que inicia el disco. También destacan los riffs metaleros de Kim Thayil y los estribillos coreables que en la voz y en la presencia escénica de Chris Cornell se vuelven más coreables aun.
Y salió justito después del Ten de Pearl Jam y el mismo día que el Nevermind. Pero no fue malo, al contrario, estos dos acontecimientos ayudaron al despegue de la banda grunge.
Ween – The Pod

Septiembre de 1991 también tuvo sus cosas bizarras. Como el disco The Pod de los Ween. De pensar nomás que lore sostuvo en ese momento que cuando lo hicieron estaban medio drogados con un producto parecido al Blem (el de los muebles, sí) o que Dean y Gene estaban los dos con mononucleosis cuando lo hicieron o que grabaron con una grabadora Tascam los casetes. En fin, mucha lógica no tiene todo o, bueno, el título sí porque podría traducirse como “burbuja” (si volvemos a la cuestión pandémica) y refleja ese momento de confinamiento o cuarentena que ambos tuvieron que hacer. Por lo demás, digamos que suenan como un Bowie con peores instrumentos, grabados en peores estudios y fundamentalmente bajo el efecto de peores drogas.
Maldita Vecindad Y Los Hijos Del 5to Patio – El Circo

Una de las cosas increibles que logró la versión latina de MTV en sus primeros años, antes de separarse en regiones, cuando era una señal única desde México hasta Chile, fue exponer a públicos completamente nuevos algunas de las bandas de rock más grandes de cada país. Realmente en Argentina no sabíamos nada del rock mexicano o colombiano hasta ese momento, y así como nuestro país exportó especialmente a los Cadillacs al resto de Latinoamérica, desde México nos llegaron dos grandes representantes: Cafe Tacvba y Maldita Vecindad. Todos formaron parte de una movida que se conoció super originalmente como Rock En Español, con muchísimos intercambios en el continente pero también con poder de exportación a Estados Unidos y Europa.
Y dentro de toda esa movida, el ska fue el elemento musical que se coló como una rémora del tiburón que era el rock. Lo tenían los Cadillacs en su versión porteños just wanna have fun pero también lo tenían los Maldita Vecindad en su versión super dura y combativa, mucho más punk.
La banda había comenzado en Ciudad de México, en ese momento el Distrito Federal, a mediados de los 80s y tenían un primer disco editado. Pero en el 91, con su segunda placa, El Circo, pegan un salto gigante de popularidad y se convierten en los voceros de una generación harta de los viejos y harta de las injusticias del sistema político. Y gracias a MTV llegó también a Argentina, y resonó con una generación harta de los viejos y harta de las injusticias del sistema político. MTV, el canal de la revolución.
Bryan Adams – Waking Up The Neighbours

Hora de un megahit megapopular megainternacional. Son muy pero muy pocos los artistas o bandas que tuvieron éxito en los 80s y aún más éxito en los 90s. Y si bien no le duró mucho más profundo en la década, Bryan Adams es el mejor ejemplo con su disco Waking Up The Neighbours de 1991. Y fue internacional realmente, el cantante canadiense llegó al puesto número 1 en al menos 8 países pero la verdad que aunque no fuera número 1 estaba al menos entre los 10 primeros en todos los países del planeta. Si en 1991 le mirabas la colección de cds a cualquier persona, había un 99% de chances que tengan este disco, era casi el disco introductorio a la tecnología. Comprate una compactera y llevate este disco de Bryan Adams de regalo.
Waking Up The Neighbours no desencaja del todo del resto de la discografía de Bryan Adams, con ese rock de medio tiempo, super amistoso y perfecto para las radios. Pero además tenía dentro una bomba de dimensiones inimaginables, la canción Everything I do, I do it for you. Unos meses antes los productores de la película Robin Hood le preguntaron si quería componer una canción para la banda de sonido. Y le mandan unas orquestaciones del compositor de la música incidental, que era compuesta por Michael Kamen. A lo que Bryan Adams y su productor Mutt Lange la recortan, la reacomodan, le meten unas guitarras eléctricas y boom, nace uno de los hits más grandes de toda la década. La canción estuvo en el puesto número 1 de Estados Unidos por siete semanas consecutivas , y en el de Inglaterra por 16 semanas seguidas, 4 meses sin que nadie lo toque. Y lo mismo pasó en prácticamente todo el resto del mundo. Y ganó Grammys y casi gana un Oscar y robó con este pedazo de lento durante el resto de la década.